Nos encontramos viviendo en una nueva era de automatización, en la cual los robots y las computadoras no sólo pueden realizar un gama de actividades rutinarias de trabajo físico mejor que los seres humanos y a menor costo, sino que también son cada vez más capaces de realizar actividades que requieren competencias cognitivas.

La automatización de las actividades ha habilitado el crecimiento de la productividad y otros beneficios tanto a nivel de los procesos y negocios individuales, como a nivel de economías completas donde la necesidad de acelerar los procesos de productividad es extrema.

Este fenómeno ha posibilitado que las empresas mejoren su desempeño al reducir los errores y mejorar la calidad y la velocidad; que en algunos casos puede llevar a lograr resultados que vayan más allá de la capacidad humana.

Como ya lo ha hecho a lo largo de la historia, la automatización también contribuye a mejorar la productividad. En épocas donde el crecimiento de la productividad es escasa o insuficiente puede dar el impulso necesario para el crecimiento económico y la prosperidad así como ayudar a compensar el impacto de la disminución de la población en edad de trabajar en muchos países.

La automatización no es un fenómeno nuevo y los cuestionamientos acerca de sus promesas y efectos, nos han acompañado por mucho tiempo, representando una oportunidad substancial para apoyar el crecimiento de la economía mundial, para que este crecimiento ocurra, más que tener un excedente masivo de mano de obra, se necesita que todo mundo siga trabajando de la mano con las nuevas tecnologías.

A nivel mundial, los líderes empresariales, los líderes del sector público y los trabajadores encaran grandes desafíos para capturar el potencial total de la automatización en la economía, aún si logran sortear las principales incertidumbres sobre las repercusiones sociales y el empleo.

A nivel estratégico, la automatización habilitaría el surgimiento de organizaciones de crecimiento exponencial, que pueden propagar instantáneamente los cambios provenientes de su casa matriz. La tecnología facilitará la medición y el monitoreo, brindando a los gerentes nuevas y eficaces herramientas. Sin embargo, una mayor escala significa que los errores podrían tener mayores consecuencias, lo cual requerirá a su vez mejores controles de calidad.

Más allá de la viabilidad técnica, del costo de la tecnología, de la competencia con la mano de obra (que incluye habilidades y dinámicas de oferta y demanda), las mejoras a desempeño, la aceptación social así como la regulación, afectarán el ritmo y alcance de la automatización.