“La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”. -Isaac Newton.
Todos hemos trabajo en equipo, y hay múltiples ámbitos dónde hacerlo, desde equipos deportivos, hasta corporativos, la diferencia a resaltar, es qué resultados se obtienen. Y justamente para que el trabajo en equipo sea productivo y exitoso, necesitamos ver a nuestros compañeros dentro de un todo al que pertenecemos, y que persigue un mismo fin.
Para lograrlo, hay que desarrollar ciertas habilidades personales y aptitudes que facilitan el trabajo en equipo, así como establecer algunos lineamientos:
- Es posible que los integrantes se conozcan o no, por ello, una reunión introductoria es conveniente, presentarlos a todos, con sus respectivas fortalezas, que son las que aportarán al equipo.
- Crear un grupo unido que confíen el uno en el otro, y que exista respecto; el líder a cargo es quien tendrá que influir en el buen ambiente que se mantenga en el equipo.
- Tendrán que definir las metas que van a alcanzar juntos, y cómo lo harán; delinear los roles que cada uno desempeñará, y establecer fechas de entrega de avances, revisiones, y fecha final para alcanzar el o los objetivos.
- Es importante que exista comunicación, y retroalimentación, de esta forma, el trabajo estará guiado en la misma dirección; ya que si “cada quien hace ‘solo’ su parte”, el producto final podría terminar teniendo distintos matices, que hagan evidente la división del trabajo. Tener un chat con todos los integrantes, es recomendable, para mantener la comunicación abierta.
- Y hablando de comunicación abierta, conviene probar el principio de pensamiento de luz-verde de Dale Carnegie, el cual permite a los integrantes, mantener un ambiente de respeto y apertura, donde es posible dar opiniones abiertamente, sin temor a ser juzgados o criticados; la contraparte, es a luz-roja, donde los integrantes se sienten con poca confianza para hablar, pues el propio ambiente, les hace sentir que sus opiniones no valen la pena o que no serán escuchadas.
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- Si surgen conflictos, tiene que existir el profesionalismo, y llegar a acuerdos que permitan el buen desenlace del objetivo en común, para ello, un líder implícito o no, dentro del grupo, será crucial, pues la hará de mediador, e invitará a los integrantes a que reflexionen sobre los detonantes del conflicto.
- Tener un plan de contingencia es vital para seguir una metodología en caso de que el líder no esté, recordar que existen reglas claras e imparciales que se deben seguir por el bien de la meta, y por la conservación del propio grupo. Si alguien tiene que tomar la iniciativa para recuperar el orden del grupo, recuerda que tú puedes ser esa persona, denotando tus habilidades de líder asertivamente.
- Los integrantes de un equipo de trabajo, no tienen que ser los mejores amigos, solo tienen que ser capaces de ser empáticos, solidarios, tolerantes, responsables, proactivos y creativos; sin embargo, es conveniente, y de ser posible, que compartan algo más que el trabajo, quizá alguna comida de vez en cuando, algo que genere una conexión, y facilite la apertura, misma que ayudará a la hora de realizar trabajos creativos, diseños de estrategias o ensambles finales.
- El líder, pero también cada uno de los integrantes, son responsables de mantener arriba el ánimo del grupo, ello es posible con el diálogo constante y la ayuda entre todas las partes, que propicie un buen y cálido ambiente de trabajo.
- Por supuesto, si las metas han sido alcanzadas satisfactoriamente, también es conveniente, celebrar los logros en conjunto; no hay nada más gratificante, que recibir el reconocimiento por algo por lo que te esforzaste, así que un buen líder y un buen equipo en general, sabrán reconocer el mérito e importancia de cada uno de los integrantes.