En el Instituto de Energías Renovables (IER), un grupo de investigadores desarrolló un horno solar tipo caja optimizada, es decir, una estufa que funciona con la energía del Sol, y cuya novedad consiste en tener un diseño opto-geométrico que le permite ser operada en cualquier latitud durante todo el años, y evitar lo frecuentes ajustes de los reflectores, como ocurre con los hornos solares convencionales.

“De ese tipo hay muchos , por eso la idea de éste, cuya patente ya fue otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, es contar con un dispositivo que sea versátil, que se maneje de forma sencilla y segura”, explicó Óscar Alfredo Jaramillo Salgado, uno de los creadores.

Recordó que la mayoría de los alimentos empiezan su cocción cerca de los 90 grados centígrados; en promedio esta temperatura se debe mantener alrededor de una, y preferentemente no superar los 110 o 120 grados, porque ello causa la destrucción de proteínas y almidones que deben ser aprovechados por el organismo humano. “En el pasado remoto, cocer la comida permitió que el aparato digestivo se redujera y el cerebro creciera”.

Para mejorar la captación de energía las estufas y hornos solares usan espejos que redireccionan la radiación hacia el interior de la caja. Sin embargo, debido al movimiento aparente del Sol que ocurre durante el día, requieren ajustes constantes en su orientación y, por lo tanto, que el usuario esté al pendiente del manejo del dispositivo, lo cual desincentiva su utilización en la mayoría delas ocasiones.

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Sencillez y versatilidad

Ante este inconveniente, Jaramillo Salgado y sus colaboradores crearon un horno –que en este caso es ideal para una familia de seis u ocho integrantes pues en su caja caben dos ollas exprés-, lo suficientemente versátil para no tener que hacer tantos ajustes a lo largo del día, y ni siquiera del año, y así captar la energía requerida para la cocción.

Eso porque en diciembre, por ejemplo, la trayectoria solar es más baja. “Tenemos una ventana de 46 grados en la cual se posiciona el Sol en las diferentes épocas del año”, abundó el experto.

Gracias a su forma, con solo tres o cuatro ajustes de posición en el año, se garantiza su funcionamiento, incluso, en días con insolación mediana. “La caja funciona de las 9 a las 14 horas, tiempo suficiente para lograr cocción. Uno sale en la mañana y deja las ollas exprés; cuando regresa, a la hora de la comida, encontrará el alimento totalmente cocido”.

Por el momento, el horno (60 x 80 cm, con profundidad de 50 cm) fue fabricado en acero inoxidable, considerando preferentemente la durabilidad a la intemperie; no obstante, es muy caro. “En la siguiente etapa buscaremos materiales que sean más accesibles, como aluminio”, indicó.

El horno, que también puede usarse para esterilización de material quirúrgico de uso veterinario, deberá tener un costo competitivo, es decir, no superar los $700 u $800 pesos. Una vez otorgada la patente a sus creadores (Óscar Jaramillo, Guadalupe Huelsz Lesbros, Gabriela Hernández Luna y Jesús Antonio del Río Portilla, todos integrantes del IER), puede hacerse la transferencia tecnológica, por licitación o venta de la misma.

 

Laura Romero.

Gaceta UNAM, 20 octubre, 2016.

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