«No hay nada qué aprender del éxito, todo se aprende del fracaso».

-David Bowie.

¿Estás o has tenido algún episodio de fracaso en tu vida?, es normal, todos los hemos tenido, incluso más las personas exitosas; y precisamente de ahí parte la frase, “no hay éxito sin fracaso”, así que tómalo con calma, a continuación veremos porqué el fracaso, puede ser tu catapulta al éxito, si así te lo propones, y te daremos algunas recomendaciones para lograrlo.

¿Alguna vez el miedo a fracasar te paralizó, y evitó que realizaras tu cometido? Entonces tienes que aprender cómo usar tu propio miedo, para elevarte sobre las situaciones que rehuías llevar a cabo.

Si tuviste miedo de pasar algún examen, por creer que no eras muy bueno; miedo por no agradarle a alguien, por no “ser suficiente”. Miedo a fracasar en una idea ingeniosa, porque después de todo no lo fuera tanto. Miedo a no emprender, porque “qué tal si no funciona”. Miedo a viajar, porque “te puede pasar algo”. Miedo a renunciar al mal trabajo que tienes, porque quién sabe si encuentres otro pronto, y si sea peor.

Hay tantas clases de miedo al fracaso, que si todas las personas les hiciéramos caso a nuestros miedos, probablemente el mundo viviría con la cabeza enterrada en el suelo, pero afortunadamente no es el caso, eso es porque el ser humano siempre ha encontrado la forma de reponerse a los retos que vivir la plantea, y el miedo es uno de ellos.

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¿Te preguntas de qué forma el fracaso es bueno para tu camino al éxito?

Piénsalo, lo estás intentado, y por eso te equivocas, si no te equivocas, es porque no lo estás intentando lo suficiente; y la prueba está en las personas exitosas, prácticamente de cualquier área, desde empresarios, hasta artistas, que comenzaron con “fracasos”, pero en realidad, solo fueron intentos, pequeños tropiezos.

La diferencia entre las personas exitosas y las personas “fracasadas”, está en el número de veces que lo intentaron, en que los exitosos fueron persistentes, no se rindieron.

Rendirse o no rendirse, he ahí el dilema.

Nunca rendirse. A veces la cabeza nos juega tretas en las que siempre salimos perdiendo, pero eso solo es un pensamiento, y así como llegó, podemos esfumarlo, cambiando el esquema de la forma en que pensamos.

Históricamente, al menos en México, el miedo está implantado en nuestros cerebros.

Desde el típico, “haz esto o no lo hagas, porque va venir el coco por ti”. Si lo pensamos bien, el coco solo cambió de nombre, llámese calificaciones, relaciones personales, jefes, trabajo, y un largo etcétera.

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Reflexionemos, ¿por qué algunas personas triunfan en lo que hacen, sea lo que sea, y otras no? Porque confían en ellos mismos, o al menos en su idea, no se rinden, confían en su don, en su virtud, en sus habilidades, confían en que pueden hacer la diferencia, y esto, que nos suena banal y carente de sentido, es precisamente lo que hace la diferencia en la vida real.

Los grandes emprendedores, Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Richard Branson, Oprah Winfrey, Steven Spielberg, Michael Jordan,  y una lista nutrida de famosos millonarios.

¿Son distintos a nosotros? Tienen dos piernas, dos brazos, un cerebro, son mortales, igual que nosotros, ¿entonces por qué ellos pudieron y otros no?

La respuesta es constancia, disciplina, autoestima, valor, ¿y por qué valor?, porque es lo que se necesita para los momentos difíciles, que al menos tú estés de tu lado, y no en tu contra, que tú seas el primero en confiar en ti, para hacer que los otros también lo hagan, que seas tú quien no desista de lograr sus sueños.

¿Por qué debería alegrarme de haber fracasado?

Porque al menos ya conoces otra forma de cómo no hacer las cosas; reconocer otro lugar en el que no vas a desarrollarte cómo te gustaría y para lo que te apasiona; saber en quién no debes confiar; saber qué proceso evitar; etcétera. El “fracaso”, solo es fracaso cuando decides no volver a intentarlo, mientras te mantengas intentándolo, siempre será un intento más.

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Deja el drama

No es tu culpa que te preocupes más de lo debido, tampoco que creas que perder o renunciar a un trabajo es el fin del mundo, o que no aprobar un examen lo sea; pero la sencillez de la vida, y el ritmo acelerado al que vivimos, exige que tomemos las cosas como son, sin más, sin menos. Los tropiezos nos muestran nuestros errores, y nos enseñan a corregir nuestro camino para llegar a la meta que nos planteamos.

Formas de convertir el “fracaso” en éxito

No veas lo que según tú pierdes con el “fracaso”, céntrate en todo lo que tienes, en todas las posibilidades que se abren a tu vista cuando dejas de centrarte en una sola.

Ahora ya sabes por dónde no ir: cuando tienes algún tropiezo con un bache o algo en la calle, no te quedas ahí tirado, llorando porque te caíste, no, te levantas y sigues caminando, y ahora eres consciente de que tienes que tener cuidado en cierta parte de tal lugar; es lo mismo en la vida cotidiana con los errores que cometemos, lo importante es tomarlos en cuenta para no seguir haciéndolos.

Disfruta el camino: no te preocupes por cuánto tiempo te lleve “llegar”, porque lo importante es eso, llegar. Por supuesto hay que disfrutar el camino, si no de qué serviría emprender el viaje, ¿qué contarías al llegar?, el camino ya es parte del viaje, así que cuando te sientas frustrado por haber fallado, o porque todo indique que lo harás, no te preocupes, ¡ocúpate! Si un camino te ha llevado a un pantano, no te quedas ahí, planeas una nueva ruta para llegar a tu destino.

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Somos humanos:

¿Eres de los que su mayor preocupación al “fracasar” es “cómo puedo yo estar fallando, yo que tanto me esfuerzo, yo que soy tan inteligente, yo que tengo todo el apoyo de mis padres, de mi universidad, yo que soy perfecto”?

Déjate de ficciones, porque las historias de los emprendedores millonarios, nos dejan ver que nadie ha pasado en esta vida sin haber cometido errores, somos humanos, y es natural fallar.

Y así como es natural fallar, equivocarnos y sentirnos mal; también es natural que aprendamos a sobreponernos, que sepamos que no hay momentos para permitirnos flaquear.

Si las dudas te comen, y el miedo te paraliza, morirás en el mismo lugar, y tus sueños y proyectos contigo.

Por eso, debemos aprender de los grandes, Gandhi nunca desistió en su lucha pacífica por liberar a la India, se ganó miles de enemigos, que tras el tiempo y su perseverancia, terminaron siendo sus amigos.

Ellos se dieron cuenta de que el Mahatma hacía honor a su nuevo nombre, “Alma Grande”, y que él nunca se rendía, que podría haber miles de obstáculos en su camino, pero que su objetivo estaba fijado y solo la muerte lo detendría.

Quizá tú no seas Mahatma Gandhi, pero seguro tienes un proyecto, una visión, un sueño que deseas realizar. Y el “fracaso” o el miedo a éste, nunca deben ser un impedimento para lograrlo, si tú no te detienes, nunca será fracaso, solo son baches en tu camino al éxito.

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